Pbro. Lic. Juan Carlos Flores Rivas.
ITINERARIO HISTORICO.
En el mes de enero de 1949 bendijo y colocó la Primera Piedra del actual Templo Parroquial en el Barrio del Hueso, el Excelentísimo Señor Obispo de Chilapa el Siervo de Dios Monseñor Leopoldo Díaz Escudero y se hizo una capilla provisional de teja y fajilla rodeada de palapa, el 2 de febrero de 1949 la construcción del Templo Parroquial empezó su marcha.
La Señorita Irene Obé se encargó de llevar una Imagen peregrina de la Virgen del Carmen a visitas domiciliarias para colectar fondos y con la colecta mandó el Señor Cura Don Jorge Parra Martínez a hacer la Imagen grande actual de la Santísima Virgen a la Ciudad de México y con eso se compró también su Ornamentación, el año de 1950
Deteriorada por el paso del tiempo, y al estar al descubierto, la preciosa imagen fue restaurada del 6 de Junio al 7 de julio de 1967 por José A. Jiménez de Xochimilco D. F. Actualmente, la preciosa imagen se encuentra en mejores condiciones, gracias a la protección del nicho de cristal, pero el sol no deja de hacer estragos, urgiendo ya una nueva intervención en las partes de pintura.
ICONOGRAFIA.
La preciosa Imagen policroma de yeso, de la Santísima Virgen del Carmen en el Barrio del Hueso, en el centro histórico de la Ciudad y Puerto de Acapulco, se encuentra de pie, en actitud mayestática, suave y elegante, al que se le han aunado el garbo de una Soberana y la ternura de Madre.
Se encuentra en una singular postura, mayormente común en imágenes de talla completa que de vestir, su cuerpo se apoya en la pierna y cadera izquierda, lo cual deja pronunciado este lado de su cuerpo.
Sus brazos se encuentran extendidos, teniendo el derecho estirado y levemente flexionado hacia arriba, enseñando el Santo Escapulario a los fieles - como señal de salvación que nos ofrece - que pende de su mano.
El brazo izquierdo, de corte anguloso y forzado, se extiende y quiebra en el codo, sobre el brazo se asienta la Imagen del Divino Hijo, el cual parece quedar asombrado de la ternura de su Madre, parece susurrarle algunas palabras a los que Ella accede gustosa inclinando su cabeza levemente, a su vez. El Niño juega graciosamente con sus pies.
En su mano extendida del Niño porta igualmente un escapulario, caso único en su género. Ambas efigies van coronadas por artísticas Coronas en forma de cebollas, también caso único en Acapulco.
San Simón Stock dirige una oración a Santa María en la que la proclama "Flos Carmeli" (Flor del Carmelo), es por eso que todo su vestido está estampado de flores, que brindan luminosidad a la “Decor Carmeli” (Belleza del Carmelo).
La Virgen se yergue sobre una soberbia peana, que asemejan la graciosa nube vista en su éxtasis por el profeta Elías.
Su Capa se abre ondulante, imprimiendo un aire de distinción y dinamismo a la preciosa imagen.
EXPRESIONES DE UNA VIVA ESPIRITUALIDAD.
La Virgen dio a los Carmelitas el escapulario como un hábito miniatura que todos los devotos pueden llevar para significar su consagración a ella. Consiste en un cordón que se lleva al cuello con dos piezas pequeñas de tela color café, una sobre el pecho y la otra sobre la espalda.
Las obras de la imaginería sagrada son auxiliares poderosos de la liturgia de la palabra. Como su se tratara de catecismos plásticos, de manera que el misterio no entre por los sentidos.
Magnífica expresión de la mentalidad bajorrenacentista son estas estrofas del Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz:
"Descubre tu presencia
y mátame tu vista y hermosura,
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura".
San Juan como místico de influencia renacentista platónica, concibe la forma como medio para acercar el alma y el espíritu a Dios. Siente gran preocupación por los elementos figurativos como medio de comprensión de la piedad.
Su influencia no ha sido solamente en el campo espiritual, sino también en el Arte, que tan estrechamente está vinculado al espíritu y sentimientos humanos. Hemos de recordar que en su obra "Subida del Monte Carmelo" en el Libro Tercero, habla extensamente de las imágenes en los capítulos del 35 al 38.
Dentro del arte de las órdenes religiosas es frecuente encontrar exaltaciones de las mismas aludiendo a sus orígenes o miembros más destacados. En el Carmelo no falta este tipo de representaciones.
La dedicación de la Orden a María, a quien se considera "Caput Carmeli" (Cabeza del Carmelo) y "Decor Carmeli" (Belleza del Carmelo) lleva consigo la exaltación de la Virgen del Carmen por el arte carmelitano, que la glorifica en numerosas obras .
Iconográficamente se representa a María como Madre, llevando en brazos al Niño Jesús y portando la Virgen el escapulario, símbolo del hábito carmelitano y de la salvación eterna, y cubierta por un manto que simboliza la protección de María a la Orden.
Un ejemplo es esta escultura de autor desconocido que preside el barroco templo del Carmen en el Barrio del Hueso y realizada en 1950.
Es una imagen de gran belleza que repite el modelo iconográfico característico: Virgen joven con el Niño en brazos. El Niño es un modelo prototípico del momento: rostro tierno, mostrando manos y pies, pelo rizado, frente despejada y que sostiene en una mano el santo escapulario y la otra en actitud de bendecir.
La Virgen de rostro sereno y de finísimas facciones, extiende el brazo derecho llevando en la mano el escapulario. La rodilla izquierda levemente doblada, hace recaer el peso sobre la pierna derecha produciendo una curvatura a este lado del cuerpo, a la altura de las caderas, que rompe un poco la estaticidad de la figura, ya que por el tratamiento de los pliegues, la rigidez y manierismo en la forma de recoger el manto en la cintura da un sentido de pesadez al conjunto.
Vestida con túnica marrón y escapulario, decorado con incisiones doradas, como corresponde a la patrona del Carmelo, y envuelta por un amplio manto color crema, su vestido adornado con flores. Cubre la cabeza con un fino velo dorado de menudo plegado que le cruza bajo el cuello.
En la iconografía carmelitana, en un primer momento no existía una imagen definida de cómo se debía representar la Virgen bajo esta advocación. Así en la ciudad de Haifa, en el Santuario de Stella Maris en el Monte Carmelo, al norte del actual estado de Israel, es una imagen sedente, sentada en su trono de gloria, acompañada de Ángeles. Mientras que la Imagen del Barrio del Hueso corresponde al tipo iconográfico que se llama técnicamente Hodegetría, en el cual la Virgen está de pie, llevando al Niño en el brazo izquierdo.
En el Siglo XVII la orden carmelitana comienza a representarla vestida con el hábito propio de ello, marcando ya de eso modo una iconografía fija en la que la Virgen del Carmen aparece como intercesora de las ánimas del purgatorio ante la Santísima Trinidad, y acompañada de los ángeles. Como puede apreciarse también en el barroco templo del Carmen, rodeada de los coros de los ángeles.
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