CARTA DEL PRIOR GENERAL DE LA ORDEN DEN CARMEN CON MOTIVO DE LA PROXIMA FESTIVIDAD 2013.
Queridos hermanos y hermanas de la familia carmelita:
Se acercan las fiestas de Nuestra Madre
del Carmen y, como todos los años, nos disponemos a celebrar con alegría
esta festividad tan importante para nuestra familia carmelita extendida
por todo el mundo. En tantos lugares, con manifestaciones religiosas
muy diversas, honraremos a la que consideramos “Madre y Decoro del
Carmelo”. Procesiones, novenas, imposición de escapularios, actos
culturales, felicitaciones, etc., recorrerán la geografía del Carmelo
universal. En muchos lugares, como en España, mi país, el culto a la
Virgen del Carmen se relaciona con el mundo del mar (pescadores,
marineros) y su imagen surcará las aguas, como un signo de esperanza y
de protección en los mares de la vida (muchas veces más procelosos y
arriegados).
Yo también me uno a este ambiente de
gozo y os felicito con gran alegría: que estas fiestas nos hagan sentir
nuestro amor filial por María nuestra Madre, bajo esta advocación tan
entrañable y tan popular del Carmelo. Que Ella nos acompañe y nos
ilumine en nuestro caminar como Orden y como Familia Carmelita.
Este año, me atrevo a pediros que
reflexionéis sobre una de las imágenes más populares con las que se
representa a Nuestra Señora del Carmen: la Virgen que, desde el cielo
(directamente o a través de unos ángeles), rescata las almas del
purgatorio que suelen aparecer rodeadas de llamas y con miradas
implorantes. Sin entrar ahora en cuestiones teológicas ni en la
imaginería barroca y sus límites, conviene destacar que el pueblo fiel
percibe en esta imagen la protección maternal de María y, más aún,
siente cómo la verdadera devoción a la Virgen lleva a una vida de fe y
de gracia.
En este tiempo de profunda crisis
económica, de violencia que no cesa, de desigualdades flagrantes… creo
que también nosotros, devotos de la Virgen del Carmen, estamos llamados a
rescatar a aquellos que sufren los “purgatorios” de nuestro tiempo (el
hambre, el paro, la guerra, el terrorismo, la droga, la depresión y la
soledad, la falta de educación, los malos tratos y los abusos…) La
devoción por la Madre nos hace más sensibles a las necesidades de los
hermanos más pequeños, de los más olvidados y nos hace más humanos, más
entrañables y comprensivos, más solidarios. La compasión es quizás la
mejor prueba de la autenticidad de nuestra devoción mariana, que no
puede quedarse, como ya indicó el Concilio Vaticano II (de cuyo inicio
estamos celebrando el 50 aniversario), ni en un sentimentalismo estéril y transitorio, ni en una vana credulidad" (LG, 67).
Os invito también a que los
cultos en honor de Nuestra Madre del Carmen, sean una ocasión para una
evangelización seria y no sólo un “apuntalamiento” de tradiciones y
prácticas pretéritas. Celebremos con convicción, con cariño, con
atención y cuidado pastoral, con esmero litúrgico y con sentido
catequético nuestras novenas y la imposición del escapulario, de manera
que se haga realidad lo que indicaba Monseñor Romero en su famosa
homilía del 16 de julio de 1978: nuestro pueblo siente que María, bajo ese título del Carmen, es la gran misionera popular.
¡Feliz fiesta del Carmen! Que María, Madre y Hermana Nuestra os acompañe siempre. Con afecto fraterno
Fernando Millán Romeral, O.Carm.
Prior General
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