En este momento en que el mundo está constantemente amenazado por la violencia en muchos lugares y de diversas maneras;
en el que siempre hay de nuevo varas del opresor y túnicas ensangrentadas, clamemos al Señor:
Tú, el Dios poderoso, has venido como niño y te has mostrado a nosotros como el que nos ama y mediante el cual el amor vencerá. Y nos has hecho comprender que, junto a ti,
debemos ser constructores de paz.
Amamos tu ser niño, tu no-violencia, pero sufrimos porque la violencia continúa en el mundo, y por eso también te rogamos:
Demuestra tu poder, ¡oh Dios!
En este nuestro tiempo, en este mundo nuestro,
haz que las varas del opresor,
las túnicas llenas de sangre y las botas estrepitosas de los soldados sean arrojadas al fuego,
de manera que tu paz venza en este mundo nuestro.
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