" Toma, hijo querido, este escapulario; será como la divisa de mi confranternidad, y para tí y todos los carmelitas, un signo especial de gracia; quienquiera que muera portándolo, no sufrirá el fuego eterno. Es la muestra de la salvación, una salvaguardia en los peligros, un compromiso de paz y de concordia".
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