HORARIO DE SERVICIOS. SEDE: EL TEMPLO DEL CARMEN, BARRIO DEL HUESO. CAPILLAS: NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE. BARRIO DE LAS CRUCITAS; SAN JUAN PABLO II, EN LO MAS ALTO DEL CERRO DE LA MIRA, COLONIA JUAN N. ALVAREZ; BEATO BARTOLOME DIAS-LAUREL EN EL BARRIO DE EL POZO DE LA NACION.

sábado, 31 de marzo de 2012

CATEQUESIS SOBRE EL DOMINGO DE RAMOS "DE LA PASION DEL SEÑOR"


Catequesis sobre el Domingo de Ramos en la Pasión del Seño
Tomado de Javier Sánchez, del blog religionenlibertad.com

El pórtico de la Semana Santa, el domingo previo a la Pascua, celebramos el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, con ese aspecto doble: rememorar con la bendición y procesión de ramos y palmas la entrada de Jesús en Jerusalén para su Pasión, voluntariamente aceptada, y la memoria de la Pasión que luego, en el Triduo pascual, se comunicará mediante la gracia de la liturgia.

Ya esta celebración, festiva y dramática a un tiempo, popular, debe disponernos interiormente para el Triduo pascual y vivir con fervor la Pascua de Cristo, su paso de este mundo al Padre, su paso de la muerte a la vida. A la hora de preparar este Domingo, y catequizar a los fieles, hemos de mostrarles ese horizonte pascual al que apunta este Domingo de Ramos: que comprendan y vean cómo es una cita de amor a Cristo participar luego del Triduo pascual (Misa in Coena Domini, acción litúrgica en la Pasión, del Viernes Santo y la santísima Vigilia pascual).

Estos días de Semana Santa y luego el Triduo pascual, siguen un proceso de mímesis o imitación cronológica, repitiendo, incluso en coincidencia de horario, los misterios últimos de la vida de Jesucristo. Y el primer momento es su entrada en Jerusalén para sufrir la Pasión. Entra aclamado hoy quien luego será condenado a gritos. Entra como Rey aquel que muere ajusticiado como esclavo por nuestros pecados, por los pecados de la humanidad entera.

La entrada de Jesús en Jerusalén se conmemora en la primera parte de la liturgia con la lectura del Evangelio, la bendición de los ramos y palmas (que todos tienen ya en sus manos y no se hace ninguna presunta entrega ritual uno a uno) y la procesión alegre y festiva hasta el interior del templo (por cierto, sin ningún canto con “Aleluya”).

La carta de la Congregación para el Culto divino sobre las fiestas pascuales recuerda el modo de realizar esta parte y su sentido:

“La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, que comprende a la vez el presagio del triunfo real de Cristo y el anuncio de la Pasión. La relación entre los dos aspectos del misterio pascual se ha de evidenciar en la celebración y en la catequesis del día. La entrada del Señor en Jerusalén, ya desde antiguo, se conmemora con una procesión, en la cual los cristianos celebran el acontecimiento, imitando las aclamaciones y gestos que hicieron los niños hebreos cuando salieron al encuentro del Señor, cantando el fervoroso “Hosanna”.

La procesión sea única y tenga lugar antes de la misa en la que haya más presencia de fieles; puede hacerse también en las horas de la tarde, ya sea del sábado ya del domingo. Para ello hágase, en lo posible, la reunión de la asamblea en otra iglesia menor, o en un lugar apto fuera de la iglesia hacia la cual se dirigirá la procesión. Los fieles participan en esta procesión, llevando en las manos ramos de palma o de otros árboles. Los sacerdotes y los ministros, llevando también ramos, preceden al pueblo.

La bendición de ramos o palmas tiene lugar en orden a la procesión que seguirá. Los ramos conservados en casa recuerdan a los fieles la victoria de Cristo, que se ha celebrado con la procesión. Los pastores hagan todo lo posible para que la preparación y la celebración de esta procesión en honor de Cristo Rey pueda tener un fructuoso influjo espiritual en la vida de los fieles.

Para la conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén, además de la procesión solemne que se acaba de describir, el Misal ofrece otras dos posibilidades, no para fomentar la comodidad y la facilidad, sino en previsión de las dificultades que puedan impedir la organización de una procesión.

La segunda forma de la conmemoración es una entrada solemne, que tiene lugar cuando no puede hacerse la procesión fuera de la iglesia. La tercera forma es la entrada sencilla, que ha de hacerse en todas las misas de este domingo en las que no ha tenido lugar la entrada solemne.

Donde no se puede celebrar la misa, es conveniente que se haga una celebración de la palabra de Dios sobre la entrada mesiánica y la Pasión del Señor, ya sea el sábado por la tarde, ya el domingo a la hora más oportuna. Donde no se puede celebrar la misa, es conveniente que se haga una celebración de la palabra de Dios sobre la entrada mesiánica y la Pasión del Señor, ya sea el sábado por la tarde, ya el domingo a la hora más oportuna.

Durante la procesión, los cantores y el pueblo cantan los cantos indicados en el Misal Romano, como son el salmo 23 y el salmo 46, y otros cantos apropiados en honor de Cristo Rey” (nn. 28-33).

Los ramos y las palmas sirven para rememorar como drama litúrgico lo que en Jerusalén ocurrió. Pero no deben ser objeto de superstición, como si lo fundamental hoy fuera coger –del modo que sea y a costa de lo que sea- un ramo. El Directorio de piedad popular y liturgia lo advierte:

“La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos “de la Pasión del Señor”, que comprende a la vez el triunfo real de Cristo y el anuncio de la Pasión. La procesión que conmemora la entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén tiene un carácter festivo y popular.

A los fieles les gusta conservar en sus hogares, y a veces en el lugar de trabajo, los ramos de olivo o de otros árboles, que han sido bendecidos y llevados en la procesión. Sin embargo, es preciso instruir a los fieles sobre el significado de la celebración, para que entiendan su sentido. Será oportuno, por ejemplo, insistir en que lo verdaderamente importante es participar en la procesión y no simplemente procurarse una palma o ramo de olivo; que éstos no se conserven como si fueran amuletos, con un fin curativo o para mantener alejados a los malos espíritus y evitar así, en las casas y los campos, los daños que causan, lo cual podría ser una forma de superstición.

La palma y el ramo de olivo se conservan, ante todo, como un testimonio de la fe en Cristo, rey mesiánico, y en su victoria pascual” (Directorio sobre liturgia y piedad popular, n. 139).

Pensemos, al portar estos ramos en la procesión, cantando y aclamando a Cristo, que serán estos mismos ramos de victoria los que luego se quemarán para la Ceniza del Miércoles de Ceniza: el triunfo o la aclamación humana es fugaz, pasa pronto: todo se vuelve polvo. ¡Ay de quien se cree alguien importante! ¡Ay de los avasalladores, embebidos de su propia gloria y orgullo!

Llegados al templo, tras incensar el altar, el sacerdote se dirige a la sede y directamente canta la Oración colecta -sin acto penitencia- y la Misa prosigue como de costumbre destacando, sobre todo, la lectura de la Pasión del Señor que es la mejor catequesis que Cristo nos ofrece para acompañarle a Él en el Triduo pascual.

“La historia de la Pasión goza de una especial solemnidad. Es aconsejable que se mantenga la tradición en el modo de cantarla o leerla, es decir, que sean tres las personas que hagan las veces de Cristo, del narrador y del pueblo. La Pasión ha de ser proclamada por diáconos o presbíteros, o, en su defecto, por lectores, en cuyo caso la parte correspondiente a Cristo se reserva al sacerdote. Para la proclamación de la Pasión no se llevan ni luces ni incienso, ni se hace al principio el saludo al pueblo como se hace de ordinario para el evangelio, ni se signa el libro. Tan sólo los diáconos piden la bendición al sacerdote. Para el bien espiritual de los fieles, conviene que se lea por entero la narración de la Pasión y que no se omitan las lecturas que la preceden” (Carta..., n. 34).

Las notas sobre la espiritualidad para vivir este día ya se han ido viendo antes. Vayamos a los textos eucológicos que eduquen el espíritu y la inteligencia.

La Monición sacerdotal que señala el Misal nos descubre qué hacemos en este día:

“Ya desde el principio de la Cuaresma nos venimos preparando con obras de penitencia y caridad. Hoy, cercana ya la Noche santa de Pascua, nos disponemos a inaugurar, en comunión con toda la Iglesia, la celebración anual de los misterios de la pasión y resurrección de Jesucristo, misterios que empezaron con la solemne entrada del Señor en Jerusalén. Por ello, recordando con fe y devoción la entrada triunfal de Jesucristo en la ciudad santa, le acompañaremos con nuestros cantos, para que, participando ahora de su cruz, merezcamos un día tener parte en su resurrección”.

Se señala y sitúa la meta: desde la Cuaresma a la Noche santa de Pascua (¿es que alguien puede olvidar la meta de la Pascua después de tan largo camino cuaresmal?).La celebración, aun siendo popular, debe ir acompasada de la fe y de la devoción: vamos con Cristo, vamos detrás de Cristo. El orden mismo de la procesión lo marca: incensario, cruz adornada con ramos de olivo, sacerdote y ministros, cantores y fieles. Todos detrás de Cristo, todos detrás de la Cruz, todos siguiendo al Maestro. Es la invitación diaconal para iniciar la procesión la que apunta la perspectiva cristiana del seguimiento: “Como la muchedumbre que aclamaba a Jesús, acompañemos también nosotros con júbilo al Señor”.

La oración colecta al iniciar la Misa nos lleva a mirar el Calvario y la espera de la Pascua. La Misa es Misa en la Pasión del Señor, un prólogo solemne para vivir el Triduo pascual. Por eso oramos diciendo:

Dios todopoderoso y eterno, tú quisiste que nuestro Salvador
se hiciese hombre y muriese en la cruz,
para mostrar al género humano el ejemplo de una vida sumisa a tu voluntad;
concédenos que las enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio,
y que un día participemos en su gloriosa resurrección.

viernes, 23 de marzo de 2012

¡BIENVENIDO A MEXICO SANTO PADRE BENEDICTO XVI!

Niños indigenas guerrerenses de 8 años, de Cochoapa el Grande, en Tlapa, dan la bienvenida a Benedicto XVI a su llegada al aeropuerto de Guanajuato. Entregan una caja de olinalà conteniendo tierra de la Montaña Tlapaneca.
la Parroquia del Carmen en el Barrio del Hueso realizó repique general de campanas para expresar jubilo por la llegada de Benedicto XVI a México.

lunes, 19 de marzo de 2012

GRATO RECUERDO: 19 DE MARZO DE 1983, BENDICION DE LA IMAGEN DE SAN JOSE

¿QUIEN ES SAN JOSE?. Benedicto XVI.


¿QUIEN ES SAN JOSE?
S. S. Benedicto XVI.

"Su amor humilde y sincero a su prometida esposa y la decisión de unir su vida a la de María lo atrajo e introdujo también a él, que ya era un «hombre justo», en una intimidad singular con Dios. En efecto, con María y luego, sobre todo, con Jesús, él comienza un nuevo modo de relacionarse con Dios, de acogerlo en su propia vida, de entrar en su proyecto de salvación, cumpliendo su voluntad.
Después de seguir con confianza la indicación del ángel —«no temas acoger a María, tu mujer» — él tomó consigo a María y compartió su vida con ella; verdaderamente se entregó totalmente a María y a Jesús, y esto lo llevó hacia la perfección de la respuesta a la vocación recibida.
El Evangelio, como sabemos, no conservó palabra alguna de José: su presencia es silenciosa, pero fiel, constante, activa. Podemos imaginar que también él, como su esposa y en íntima sintonía con ella, vivió los años de la infancia y de la adolescencia de Jesús gustando, por decirlo así, su presencia en su familia.
José cumplió plenamente su papel paterno, en todo sentido. Seguramente educó a Jesús en la oración, juntamente con María. Él, en particular, lo habrá llevado consigo a la sinagoga, a los ritos del sábado, como también a Jerusalén, para las grandes fiestas del pueblo de Israel. José, según la tradición judía, habrá dirigido la oración doméstica tanto en la cotidianidad —por la mañana, por la tarde, en las comidas—, como en las principales celebraciones religiosas.
Así, en el ritmo de las jornadas transcurridas en Nazaret, entre la casa sencilla y el taller de José, Jesús aprendió a alternar oración y trabajo, y a ofrecer a Dios también la fatiga para ganar el pan necesario para la familia".

sábado, 10 de marzo de 2012

INICIA LA NOVENA EN HONOR A SAN JOSE EN LA IGLESIA DEL CARMEN


SAN JOSE: padre y señor del Carmelo.

BENDITO SEAS SAN JOSÉ

San José, guardián de Jesús y casto esposo de María,
tu empleaste toda tu vida en el perfecto cumplimiento de tu deber, tu mantuviste a la Sagrada Familia de Nazaret con el trabajo de tus manos.
Protege bondadosamente a los que recurren confiadamente a ti.
Tu conoces sus aspiraciones y sus esperanzas.

¡Bendito seas San José,
que fuiste testigo de la Gloria de Dios en la tierra.
Bendito sea el Padre Eterno que te escogió.
Bendito sea el Hijo que te amó
y el Espíritu Santo que te santificó.
Bendita sea María que te amó!

jueves, 1 de marzo de 2012

SAN JOSE: PADRE Y SEÑOR DEL CARMELO

SAN JOSE: padre y señor del Carmelo.
Debo tener particular devoción a San José:
porque prestó tantos y tan fieles servicios al niño Jesús,
salvando su vida y siéndole padre nutricio; 
porque cuidó con tanta lealtad y afecto 
a la santísima Virgen María, 
como esposo y compañero en horas felices y aciagas; 
porque fue y es para la santa Iglesia 
un protector cumplido y de toda confianza 
desde la huida a Egipto hasta nuestros días; 
porque prestó tanta ayuda 
y mostró tanta misericordia con todos, 
particularmente con los moribundos, 
que le invocaron confiadamente...

Todo eso agradeceré hoy a San José sinceramente; 
sé que será también para mí un poderoso patrono en la hora de mi muerte.

"Hízolo dueño de su casa 

y gobernador de todos sus dominios" 
(S.104,21)

Santiago Koch, S. V. D.